Fiestas
Para los pacasmayinos las fiestas religiosas son muy importantes, parecería que afectan lo más íntimo de sus vidas. No tanto por demostración piadosa sino porque en las fiestas ellos se divierten bailando, se embriagan para encontrar alivio emocional y exaltación. Además de la fiesta de la patrona del pueblo, tienen sus santos familiares en sus casas a quienes con mucho bullicio, les hacen fiestas y los llevan por las calles al son de la banda de músicos y los infaltables cohetones.
Todas las procesiones de las imagenes salen y terminan en la iglesia. La gente acude al acompañamiento con gran satisfacción, luciendo sus mejores vestimentas y mientras caminan al son de música tristona las niñas de reojo mirán al galán que se mantiene a corta distancia. En algunas provincias de la sierra, las procesiones van acompañadas de una banda de diablos, de brujos, de negros, todos danzando alegremente alrededor del santo.
Las fiestas duran varios días, durante ese tiempo se realizan concursos de marinera, canto, peleas de gallos, partidos de fútbol, etc. La fiesta no es buena si no se ingiere abundante alcohol y corre sangre en las peleas. Los que organizan la fiesta “botan la casa por la ventana“, dicen: “después de esta no hay otra“.
El sociólogo W. Stanley Rycroft, mirando las fiestas de los peruanos dice: “La religión no ha redimido al indio, ni le ha traído mejora humana ni elevación social alguna, ni vida abundante… se le ve continuamente empobrecido o endeudado, por tanta fiesta o por las muchas cosas que se les exigen” (Religión y fe en América Latina). pág. 121.