La Loca María
Este personaje luminaria de los orates pacasmayinos, era muy conocida en nuestro medio, su nombre era balbuceado aún por los niños de pechos (1975). Su especialidad era meter el dedo a todo el que se le ponía por delante.
Estamos seguros que no ha existido ni existirá en la historia porteña un dedo tan “sustancioso” como el dedo de la “loca María”. Se dice que durante su permanencia en este valle de dolor, no quedó un varón virgen del intruso dedo de la “loca María”. Muy grata sorpresa se llevaban los que venían de fuera, regresaban con una nueva “experiencia”.
Esta singular criatura llegó a ser motivo de inspiración a más de un vate porteño. Su fama salió de los linderos locales. Estudiantes de la Universidad Nacional de Trujillo se ocuparon de ella en su periódico mural.
La “loca María”, siempre aprovechó a todo aquel que se le ponía por delante, desde el escolar hasta el anciano. Pero ella sentía preferencia por los varones jóvenes que se agrupaban en la esquina de las calles Junín y Callao, junto a la botica “Cruz Roja”. Allí se los veía cual rebaño sublimados, con la sonrisa a flor de labios al considerarse dichosos de ser los más preferidos por la “loca María” y allí se los ve todavía como añorando un pasado que nunca volverá.
¡Ahí viene la “loca María”! Ante este aviso todo el mundo se ponía en guardia para protejer la parte donde no llega el sol, porque sino el dedo de la “loca María” se lo llevaba de …
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