El Zorzalito

Allá por mis años mozos cuando un joven quería conquistar el corazón de una joven lo hacía cantándole serenatas acompañado de guitarra a la media noche, junto a la ventana de su casa. Lástima que hoy día estas maneras de acercarse entre los humanos hayan sido desplazadas por fuerzas mecánicas.
Cierto joven quien cantaba y tocaba guitarra estaba enamorado de mi prima y por eso nos tratábamos de primos. Un día me dice: primo acompáñame esta noche para cantarle a su “chica”. Le acepté porque pensé que él cantaría por mí. Llegamos junto a la ventana de mi prima. Templó la guitarra y cantó. Nadie salió. El se contentó diciendo, ella ya sabe…
Me dice, ahora vamos a cantarle a la prima. Llegamos a la casa de mi “chica”. Templó la guitarra y comienza con el bordoneo diciéndome alístese primo. Le digo, yo no se cantar. Me dice, tiene que cantar para que le oiga la prima. En eso se enciende la luz. El me anima diciéndome, vamos, primo, ya se levantó la prima. Cante. Me resisto un poco pero al fin me arreglo la garganta y arranco haciendo mi primer “pinito” de cantor enamorado con el zorzalito:

“Cuando era joven siempre me acuerdo
Vivía en un rancho bajo un sausal
y entre sus ramas colgaba un nido
y en aquel nido cantaba un zorzal.

La linda criolla
que allí vivía
suspirando me decía:
cuándo tendremos un nido igual…”

En eso de adentro de la casa siguiendo la misma tonadita se escucha:

“….Cuando trabajes haragán…”

El que habia encendido la luz no era mi “chica” sino el padre. Nos disparamos para no seguir oyendo que cantara más…

Deja un comentario