El Loco Valderrama

Valderrama no era un loco común. Antes de pasarse a la grey de los orates, andaba de la mano de la musa Euterpe, de quién recibía inspiración para producir las más dulces notas musicales. Valderrama fue un personaje culto y bien instruído, de ocupación músico, pianista. Se dice que algunas veces afinaba pianos, pero si algo le disgustaba se iba dejando el instrumento desarmado.
Hacía contínuas caminatas al río Jequetepeque, por donde había descubierto, según él una mina de diamantes y de otras piedras preciosas. Cuando regresaba a la ciudad, venía con los bolsillos llenos de esas preciosas y ambicionadas joyas.
Valderrama, era el loco más feliz y rico que haya existido en esta ciudad, y lo que más se admiraba de él, era que sabía aprovechar de sus riquezas y a la vez compartía con el necesitado. Al ir al restaurante se hacía servir de lo mejor, al cancelar la cuenta, sacaba una hermosa piedra de diamante y lo entregaba al cobrador diciéndole: “… no tengo sencillo, cóbrate y quédate con el vuelto…” Encontraba a un amigo en situación difícil, y de inmediato sacaba de sus bolsillos un puñado de piedras preciosas y lo entregaba diciendo: “…toma hermano, lo necesitas…” A veces hasta ofrecía enseñarle el lugar secreto de donde sacaba sus tesoros. En los días de recién “iniciado” cuidaba mucho de su persona y buena presentación. Después, a causa de que comenzó a ingerir alcohol, estaba en completo descuido. Cierto día, le pregunté por su vida. Después de mirarme, pensó. Después de una corta reflexión, me dijo: “Mira hermano, yo vivía en New York, estoy aquí, porque me vine siguiendo a una hembrita que me engañó…

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