Los “Pishtacos” Pacasmayinos

…El muchacho llegó corriendo muy agitado, diciendo: Acaban de ver a unos hombres armados de ametralladoras, que han raptado a unos niños para sacarles aceite para hacer funcionar computadoras…¿dónde? – preguntamos- en el cruce a Cajamarca. Pararon la camioneta de don Lucho, pero él se dió cuenta a tiempo y logró escapar.
Estas y otras “boladas” semejantes eran el pan de todos los días. Propagandas en una manera sistemática por personas interesadas en causar descontento en la población. Se decía que seis muchachos habían sido secuestrados para degollarlos por el cerro Chilco, dos de ellos habían logrado escapar. Decían que los bandidos eran unos “gringos” y unos negros. Los jóvenes estaban tan asustados que no querían vivir en sus casas, estaban refugiados en la comisaría local. Una persona de bastante seriedad se expresaba así: “…nada podemos hacer para defender a nuestros hijos, si es el mismo Gobierno que está vendiéndolos a una potencia extranjera…”
Cundían día por día los rumores más increíbles como el siguiente:”…dos niñas han sido encontradas degolladas por el puente fierro…” “…que las cabezas habían sido tiradas por el cerro Chilco…” “Los estudiantes del C.E. Antonio Raimondi han encontrado un pie humano, lo tienen exhibiendo en el colegio…”
Para mayor desgracia, por esos días la población entera se encontraba sin alumbrado público. Y como para apoyar estos macabros “rumores” el periódico “Ultimas Noticias” del 10 de Octubre de 1975 decía: “…encuentran pie humano en la basura en Chepén…” Esa clase de “boladas” llenó de indignación a toda la población y decían: “esos vampiros”, seres sin alma, que además de vivir a expensas de la sangre de criaturas inocentes, todavía reciben protección del Gobierno…”
De las minuciosas investigaciones que se hizo se llegó a la conclusión que las macabras boladas fueron preparadas sistemáticamente para ser difundidas por todo el ámbito nacional, por gentes de ideologia adversa al Gobierno, para causar descontento en la población. Lo que más llamaba nuestra atención era que los “rumores” salían de los centros Educativos. Los niños y los jóvenes fueron utilizados para difundir a los “cuatro vientos”, el antiguo mito de los “pishtacos”, como arma para crear descontento popular y “pego bien”. Porque por muchos meses nos tuvieron en completo suspenso y con el temor de que cualquier día podíamos encontrar a nuestros hijos en la aceitera de los “gringos”…

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