La Belco Petroleum de Pacasmayo

Un señor que decía llamarse Enrique Sosa Padilla, portando documentos que lo acreditaban ser ingeniero y representante de la Belco Petroleum Company, se presentó la mañana del miércoles 11 de abril de 1984, a la secretaría del Concejo Municipal de Pacasmayo, pidió hablar con los representantes del pueblo. Una vez obtenido el enlace con los “giles”, los deslumbró con las inmensas riquezas del oro negro que se iban a extraer del subsuelo pacasmayino.
¡Petróleo…!¡Petróleo…! Corrió la noticia rauda de boca en boca, por toda la ciudad hasta llegar a los medios de comunicación. La Industria de Trujillo del jueves 12 en su primera página decía: “SE PERFORARAN 6 POZOS DE PETROLEO FRENTE A PACASMAYO, DE LOS CUALES SE EXTRAERAN 3 MIL BARRILES DIARIOS“. Leímos el periódico y lo volvimos a leer. ¡Increible! ¡Qué de la noche a la mañana la fortuna tocara nuestras puertas, esto si que era un verdadero milagro…! Pero todo esto no pasó de ser un “cuentazo del Tío”, muy hábilmente tejido, como jamás se haya hecho a los pacasmayinos. Todo por culpa de la ingenuidad de las autoridades que predispusieron al pueblo a caer en esa tremenda estafa…
Lo que sigue es el relato de un testigo presencial, quién nos dice: “…el tipo, tan luego se dió cuenta que el plan Belco había calado bien en sus puntos, les solicitó su colaboración y estos se la dieron a ojos cerrados. Con esa garantía, de arranque comenzó a ofrecernos puestos de importancia en la Compañía, claro que estos tenían su precio. Nosotros para asegurarnos el puesto le dímos lo que nos pedía. Estábamos completamente embobados, nadie reaccionó contra el “ingeniero”, porque lo considerábamos como a nuestro ángel protector”.
“Toda la gente estaba completamente ilusionada por el bienestar económico que ofrecía la Belco Petroleum Company, muchas mujeres y hombres decidieron renunciar a sus trabajos y de inmediato solicitaron empleo en la Belco. Pensaban que los billetes verdes de los gringos eran más atractivos y poderosos que los humildes y disminuídos soles peruanos”.
Mientras nos encontrábamos en la Municipalidad, llegó una llamada teléfonica de Trujillo, para el supuesto “ingeniero”. El “tipo” con mucho aplomo contestó diciendo que había sido recibido bien y que había amplia colaboración de parte de las autoridades y por lo tanto todo estaba preparado para el día siguiente. Al oír esta conversación nos hizó aumentar nuestra confianza en el futuro promisor que se nos acercaba.
Para iniciarse los trabajos había que inscribir a unas 880 personas. Al día siguiente habían 4 mil matriculados. El “tipo” muy ufano sentado examinaba la multitud de solicitudes de candidatos a secretarios ejecutivos, a contadores, auxiliares de contabilidad, de empleados, ingenieros, abastecedores, etc…con mucha atención miraba los títulos académicos y se sonreia… Cuando la gente le daba dinero para asegurarse del empleo, lo ponía en una ruma sobre la mesa, como para que todos lo vean…
Acompañado de las autoridades édiles, salió a visitar el lugar donde se levantaría el Campamento. Visitó el Banco a cuyo administrador dijo que al día siguiente su compañía iba a depositar unos 300 mil dólares. Parece que esta visitas tenían el propósito de “picar”. Fué al Hotel donde mandó preparar almuerzo para todo el personal de la Belco. Pidió 15 departamentos. El mismo examinó las sábanas y colchones, al verlos en condiciones desastrosas, mandó que los cambien.
Pidió un departamento para él donde pasaría la noche y que le proporcionaran un televisor. Le dieron uno a colores. Se dice que desapareció junto con él.
Era de ver a los abastecedores de materiales de construcción, de carnes, comestibles se le prendieron como moscas lo seguían a todas partes. Como para sellar su intensa labor de un buen coordinador anunció que para el día siguiente, jueves habría una ceremonia pública en el palacio Municipal con los representantes de la Belco y las autoridades locales. Invitó a todo el pueblo para esta ceremonia histórica.
Al medio día del jueves la gente estaba aglomerada en la pequeña plaza de Armas. Unos todavía formando cola para inscribirse y otros para hacer presencia en la gran ceremonia histórica. Pero poco a poco se fue nublando. Algo estaba pasando. Se veia manifestarse en las caras de los empleados del Concejo Municipal, parecía que algo les estaba royendo el alma. Cuando estábamos en ese estado de ánimo, alguien lanzó una “bolada”, por lo demás cruel. Decía: “…a este Gobierno no le interesa el progreso del pueblo, estoy seguro que se opondrá a que esta empresa funcione…”
La gente comenzó a inquietarse y preguntó por el Ingeniero. Se ha ido a Trujillo a traer a los altos representantes de la Belco, nos dijeron … Cuando esperábamos el momento más culminante para la historia del Pueblo pacasmayino, aparece como un mal agüero el diario “Ultimas Noticias” diciendo: “CUENTAZO DEL PETROLEO HICIERON EN PACASMAYO” nos quedamos anonadados. Desde ese momento todas nuestras esperanzas se cayeron por los suelos. Solo duraron 24 horas. Tan veloces como vinieron se esfumaron. Como decía Vallejo: “Hay golpes en la vida…” Pero el nuestro fue un grado superlativo. Porque nos quedamos peor que antes, porque ese ladino de Sosa, no solo nos engañó, llevándose nuestros ahorros, sino que nos dejó con una inmunda “chapa” la cual tendremos que arrastrar hasta la tumba.
A diario oímos decir a la gente: “…ahí van, ahí vienen, esos son:los Belcoj…”

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