Bienvenidos

Los hermanos bereanos, cuánto nos podrían ayudar, en su nobleza y celo, ellos encabezan la larga lista de hermanos que a través de las edades se han negado a aceptar los dogmas que la jerarquía religiosa ha asumido en su desgano de corroborar la tradición con la enseñanza bíblica.

Lastimosamente, a través de los años los movimientos religiosos establecidos, por su propio deseo de diferenciarse unos de otros, han ido endureciendo sus posiciones doctrinales, muchas veces a costa de la verdad establecida por la Biblia y de sus propios principios de interpretación.  Una de las herramientas, probablemente bien intencionada en su inicio, para este desvío es el mal uso de la Teología sistemática.

Mi educación bíblica formal la recibí en el Seminario Bautista del Perú, y, aunque mis padres siempre me enseñaron a amar las Escrituras, fue en el Seminario donde aprendí a buscar al Señor en la Biblia.  Allí aprendí los principios de la interpretación bíblica y a basar mi fe en los testamentos.  Recuerdo con mucho cariño a Julio Tresierra, que ya goza en la presencia de nuestro Señor, quién me ayudó a fortalecer las técnicas de la investigación y la dependencia en el Espíritu Santo para la sana interpretación de la Palabra.  Con sus excelentes dotes de maestro, Julio nunca nos dió la respuesta, pero nos guiaba para que podamos encontrarla en la Biblia.

Los nobles bereanos siempre me gustaron… no aceptaron la palabra del mismísimo Pablo, ni por ser apóstol, sino que fueron a las escrituras a ver si era cierto lo que Pablo decía.  Hoy en día, muchos teólogos están más preocupados por estudiar a los estudiosos del pasado y tratar de decidir cuál de sus teorías es más correcta.  Yo también, por un tiempo permití que los "grandes" del pasado definan mi teología.  Ya no, no hay necesidad, la Biblia tiene todo el material y el Espíritu Santo me guía a "toda la verdad".

En el seminario fui llamado rebelde, y en su defensa diré que sí fuí rebelde.  Muchas veces fuí rebelde; contra mis maestros de primaria y secundaria, contra mis padres, contra las reglas establecidas de la sociedad, contra Dios; desde que tengo memoria me he rebelado en contra de algo, es parte de mi carácter.  En cierto modo, esa parte de mi caracter me ha llevado también a siempre cuestionar las enseñanzas religiosas, y para mi sorpresa, me he encontrado con que algunas de las más comúnes no están basadas exáctamente en la Biblia, sino en una tradición histórica.

Por ello, al escribir estas notas, estoy orando para que, más que producto de mi espíritu crítico, estas notas sean producto de un deseo profundo que las enseñanzas de mi Señor sean compartidas y practicadas por todas las personas a quienes este tratado pueda influenciar.

Dios te bendiga,

Felipe Polo-Wood

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