COVID-19: Cuatro años que han cambiado al mundo

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Hace cuatro años, en Febrero del 2020 mientras nos desplazábamos en un bus por muchas áreas de Israel ignorábamos dos cosas, que ya se habían reportado las primeras muertes en los Estados Unidos, y que, uno de los tantos buses con turistas surcoreanos con que nos cruzamos en el camino estaba esparciendo el virus en Israel. Nuestro regreso empezó en forma bastante normal, fuimos al aeropuerto, chequeamos nuestras maletas, esperamos, subimos al avión. Lo inesperado sucedió cuando hicimos escala en Toronto. Encendí mi celular y me dí con la sorpresa que Israel acababa de anunciar el cierre inmediato de sus fronteras mientras nosotros estábamos en el aire. Si nuestro vuelo hubiera sido dos horas más tarde, hubiéramos tenido que permanecer en Israel por un par de meses. A los pocos días de mi regreso, la universidad ordenó a todo el personal a trabajar de casa, lo que significa que dentro de unas semanas cumpliré cuatro años de la nueva realidad: trabajar en casa. Bienvenido a la era post COVID-19.

Su Orígen

La pandemia de COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2, ha dejado una huella indeleble en la historia global. Desde su inicio a fines del 2019, las teorías sobre su origen han variado, aunque la mayoría de los científicos concuerdan en que es un virus zoonótico, probablemente transmitido de murciélagos a humanos, posiblemente a través de un huésped intermediario.

Sus efectos

El efecto devastador del COVID-19 se evidencia en su impacto en la salud pública, la economía y la vida cotidiana en todo el mundo. Países como Estados Unidos, Brasil, Perú, India, y varios en Europa enfrentaron oleadas abrumadoras de infecciones y muertes. En Italia y España, por ejemplo, los sistemas de salud colapsaron bajo el peso de los casos críticos. Además, la crisis sanitaria exacerbó las desigualdades económicas y sociales, afectando desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables.
Pero, más allá del tremendo impacto a nivel global, el efecto del virus en los individuos fue tremendo. Muchos perdieron la vida, y muchos que sobrevivieron tuvieron secuelas por muchos meses, y hasta permanentes. Tampoco podemos olvidar el traumático proceso por el cual tuvieron que pasar familiares y amigos de los que fueron contagiados, meses en el hospital o varias visitas al cementerio en un corto período.

Sus efectos secundarios positivos

La Inteligencia Artificial (AI)

El desarrollo de vacunas contra el COVID-19 fue un logro científico monumental. El uso de Inteligencia Artificial (AI) en el proceso de diseño y desarrollo de la vacuna consiguió que se llegue a pruebas humanas en 42 días desde que se publicó la secuencia del genoma del virus, todo un record en la historia de las vacunas. En realidad, el auge del Aprendizaje Automático (ML) y la Inteligencia Artificial ya había llegado a un punto álgido en su proceso maduración, pero todavía era una tecnología más conocida en los ambientes de investigación académica e industrial, cuyos efectos no eran experimentados día a día por el ciudadano promedio.
Pero el aprendizaje automático y la inteligencia artificial realmente demostraron su utilidad durante la pandemia, ayudando a abordar diversos problemas en formas muy diferentes que en el pasado. La necesidad facilitó el acceso a grandes volúmenes de datos epidemiológicos y se implementaron algoritmos avanzados de aprendizaje automático para analizar las tendencias del virus, predecir brotes y evaluar la eficacia de las medidas de salud pública. Investigadores de todo el mundo conseguían acceso a la última información sobre el virus, logrando desarrollar modelos predictivos y reportes que en otro momento hubieran sido imposibles de generar en tan corto tiempo.

La tecnología del ARN mensajero

La tecnología del ARN mensajero (mRNA), utilizada por Pfizer-BioNTech y Moderna, se convirtió en un hito, no solo por su rapidez de desarrollo, sino también por su eficacia en la prevención de la enfermedad. Estas vacunas se sumaron a las tradicionales, como las de AstraZeneca y Sinovac, ampliando las opciones disponibles para combatir la pandemia.
La tecnología mRNA no fue inventada para la vacuna del COVID-19, sino que llevaba décadas de estudio y desarrollo. En el momento en que se desató el COVID-19, estaba en proceso de prueba para varias otras vacunas, pero la necesidad hizo que sea la del COVID-19 la primera implementación que llegó al mercado.
Esta tecnología es considerada como clave, no solamente para el combate contra el COVID-19, sino como una herramienta futurista porque:

  • Permite desarrollar una vacuna en cuestión de semanas
  • No necesita contener el virus, ni vivo ni muerto, sino solamente una pequeña parte de una proteína de la membrana exterior del virus, lo cual provoca al cuerpo humano a crear defensas contra el virus
  • Es considerada bastante segura, puesto que no afecta el ADN del individuo vacunado

Sus efectos secundarios negativos

Sin embargo, la pandemia también ha sido un caldo de cultivo para teorías conspirativas. Algunas de estas teorías se centraron en el origen del virus, sugiriendo que fue creado artificialmente o escapó de un laboratorio. Otras afirmaciones involucraban a las máscaras y las vacunas, algunas de las cuales fueron promovidas incluso por líderes religiosos y políticos. Estas teorías a menudo afirmaban que las máscaras eran ineficaces o que las vacunas eran una herramienta para el control poblacional o tenían efectos secundarios graves no revelados, y aún, que ciertos medicamentos baratos de uso común eran más efectivos que la vacuna. Una de las teorías más extravagantes que escuché en el mundo hispano estaba relacionada con la tecnología 5G, sugiriendo que a través de la tecnología 5G se podía controlar a las personas vacunadas, a pesar de la falta total de evidencia.

Su legado

No sé si podemos llamar al mundo post-covid todavía, pero creo que si podemos analizar estos cuatro años y apreciar su impacto, tanto positivo como negativo.
El COVID-19 no solo ha sido un desafío sanitario, sino también un fenómeno que ha expuesto vulnerabilidades en nuestros sistemas de salud, ha impulsado avances científicos y ha dado lugar a incontables teorías conspirativas. Mientras el mundo continúa lidiando con sus repercusiones, es esencial que la información basada en la ciencia guíe nuestras respuestas y políticas.