Miastenia Grave
A los pacientes de Miastenia Grave se les dice copos de nieve, porque no hay dos iguales. Hay pacientes cuya única molestia es ocular, mientras que para otros afecta todos los músculos voluntarios del cuerpo. Hay pacientes que tienen llamaradas de síntomas, mientras otros sufren un paulatino deterioro durante años sin jamás sufrir una crisis. Hay pacientes que sufren una degradación progresiva de sus fuerzas conforme avanza el día, mientras a otros les fallan los músculos sin previo aviso (de allí que también se le dice a la enfermedad síndrome de muñeca de trapo).
Suena raro, pero esa no es la razón por la que se llama una enfermedad rara. Se llaman raras a las enfermedades que afectan a menos de 200,000 personas al mismo tiempo; por algún motivo aún desconocido, la incidencia de esta enfermedad ha ido en aumento (o está siendo identificada más frecuentemente) a una de cada 2,500 a 10,000 personas.
Hace solo 100 años, el 70% de los pacientes de MG (Miastenia Grave) morían, pero debido al avance de la ciencia en los tratamientos y el mayor conocimiento de la enfermedad, hoy la mortalidad es de 3 a 5%.
Trataré de dar una versión brevísima y simplificada de cómo ataca la enfermedad. La anormalidad sucede en la unión de los nervios con los músculos (sinapsis neuromuscular). Para que uno pueda mover un músculo suceden varias acciones en cadena que resultan en el movimiento. El cerebro envía una señal eléctrica a través de los nervios, esta señal llega hasta la unión. En la unión, la señal se convierte en una señal química que se transmite del nervio a unos receptores en el músculo, lo cual termina traduciéndose en la contracción del músculo, produciendo el movimiento.
En los pacientes con MG, el sistema inmunológico piensa que algunos de los receptores son cuerpos extraños y envía anticuerpos para que los ataquen, entonces, el nervio produce el impulso químico, pero el músculo no lo puede oír correctamente porque sus receptores están tapados.
En el siguiente post explicaré los diferentes síntomas.