Orígen de Pacasmayo

Desde la fría puna bajaba una tribu en busca de una nueva esperanza, deja la aridez de su suelo nativo en busca de los llanos fértiles.

Abriendo la marcha van los guerreros de perfil de cóndor y corazón de puma, el viento choca contra sus cuerpos y hace templar sus fieros adornos y su airón de plumas. Entre esta grave y silenciosa comitiva se destaca Kuyac, guerrero de ojos soberbios, y rostro firme y viril, su llacta ciñe la frente sobre el negro de su lacio cabello. A su lado va como frágil flor morena su amada Amankay. Es delicada y de cintura cimbrante, ojos negros, de mirada languida y serena. Sus cabellos están adornados por aromáticas flores y de su cuello penden hermosísimos collares de huairuros…

La tribu prosigue su interminable camino, cubierto por cálida arena. De pronto la bella Amankay desfallece de cansancio, Kuyac, la comtempla con ansia y angustia, le ayuda a ponerse en pie y le anima a seguir la jornada…

Un día ambos se ponen de acuerdo de separarse de la tribu, esta siguiendo su ruta trazada se pierde en la distancia, ellos se quedan.

Tres lunas han pasado y los amantes muy lentamente avanzan. De pronto el alma del valiente guerrero se agita al constatar que en el morral de cuero faltaba agua. Pasa un día más, el calor y el cansancio doblegan a la bella Amankay, ya sin tener una sola gota de agua. Para refrescar sus agrietados labios, cae sollozante. Kuyac la estrecha con ansia conmovida. En estado de congoja aflictiva, con fe ciega invoca a sus Huacas primitivas, pero ellas fueron sordas al llanto y al ruego.

Kuyac con afán creciente busca una esperanza, cuando de pronto viene a su mente el magno Viracocha. ¡Viracocha! El dios de paz y guerra, Señor de Costa y Sierra. ¿Podría él hacer surgir un río? Kuyac, con fe anhelante se postra al suelo y levantando los brazos al cielo de su boca surgió una plegaria. ¡Extraña plegaria ,mezcla de imploración y amenaza…! Solloza, maldice, grita … y el dios tuvo piedad del él. De súbito, oyóse un terrible estruendo por el espacio que propagose por toda la llanura. Y a pocos pasos de ellos, desprendidas por fuerzas invisibles rodaron grandes masas de tierra y piedras, las cuales formaron uns hondanada que iba al mar.

Pasando el cataclismo y ellos de la sorpresa que les daba el gran Viracocha, corrieron hacia la hondanada y allí vieron un arrollo de cristalinas aguas. Conmovidos los amantes cayeron de rodillas al suelo y alzando sus brazos y uniéndo sus voces cantaron al cielo. Después con el alma llena de alborozo, descendieron al río y ebrios de gozo saciaron su sed en el agua fresca y pura…

El valiente Kuyac y su adorada Amankay, no quisieron dejar la tierra que fuera testigo de su inesperada dicha. Y allí con amor formaron su hogar y, a aquel lugar llamaron Pacasmayo, que quiere decir “Rio Escondido…” -Adaptado del poema Pacasmayo de Nelly Fonseca-.

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